Yo tendría unos 15 años. Estábamos almorzando en casa. No recuerdo el punto de discusión, pero mi mamá dijo con tono de advertencia: “Entonces voy a salir a buscar trabajo”. Mi papá tomó su plato, giró hacia la derecha y lo dejó caer al suelo. No mencionó una palabra y se fue del comedor. Sí, mi padre era machista. Estamos hablando de un tipo que fue diputado a finales de los 90 en una época en la que hubo que obligar, a través de una ley, a los partidos políticos a dar el 30% de cuota a las mujeres en sus listas de candidatos.
Mi padre era machista, pero cuando se trataba de mí, le salía el yo feminista. En mi segundo año de la universidad con un horario demandante de clases, me dijo: “Consigue un trabajo, aunque sea de pasante. No quiero estés en casa durante el día”. Y fue así que confirmé que había elegido una carrera que me apasionaba.
Tiempo después, con un segundo bebé, que me tenía angustiada, me tocó la vuelta al trabajo. Extenuada, a la semana quería renunciar. “No tires la toalla”, me aconsejó. Y fue así que un año después, cuando mi vida había retomado su ritmo frenético normal, me di cuenta de que hubiera sido un error. (Por cierto, en medio de todo mi dilema personal de trabajo vs maternidad, no perdía el tino de preguntarme: “¿Cuándo te metes a estudiar algo más?”).
Sin darse cuenta, mi papá aplicaba conmigo el discurso de “mujer, tú puedes (o debes poder) con todo”. Y aunque no siempre pude ni he podido con todo, mi padre creía en mí. Gracias a él aprendí el valor del trabajo y del esfuerzo.
El rol paternal ha cambiado con los años, eso ya lo sabemos. Si nuestras mamás tuvieron padres más enfocados en el papel de proveedores, nuestras hijas ahora disfrutan de una figura paterna más involucrada en lo afectivo. Pero quizá eso ya no sea suficiente: en esta época en la que se habla de empoderamiento femenino para construir sociedades más justas y desarrolladas, la relación padre e hija es una potencial herramienta para lograr este objetivo con nuestras chicas.
¡Feliz día a todos los que creen en sus hijas!